por Daniela Castro, Teams Management en Xtendo Group
Mucho se habla de la capacidad de adaptación de las industrias del sector Retail. Es muy factible que el panorama del sector sea muy diferente en mucho tiempo y sostener la flexibilidad sea uno de los factores primordiales permanentes para los retailers. En este artículo pondremos el foco en los aspectos claves del sector, para comprender cómo llevar adelante una propuesta ágil y flexible.
Sabiendo la importancia que tiene para el sector Retail poner las necesidades de sus clientes en el centro de sus estrategias, es válido considerar que este razonamiento es igual de importante a la hora de diseñar y adecuar todas las tácticas que responden a la demanda, y que cada vez más exigen agilidad y flexibilidad en su tratamiento; como por ejemplo, la implementación de una solución logística efectiva.
El escenario actual del Retail
La formidable entronización de Internet y las modernas tecnologías, ha rotado por completo el tablero del sector. Esto impacta tanto a los distribuidores, comercios, demandantes, plataformas, como a otros componentes activos del Retail.
Podemos verificar que las transformaciones se basan en la conversión de la vinculación con los clientes/consumidores. Los mismos deben ajustarse a las diversas plataformas, tácticas, modelos de distribución y hojas de ruta acorde a los nuevos canales de venta. Tanto canales innovadores como los tradicionales, ambos deben adaptarse a las nuevas herramientas tecnológicas para dar el máximo resultado y ser más atractivos y eficaces.
En consecuencia, resulta fundamental para la empresa de Retail poseer certeza absoluta sobre los siguientes factores: canales de venta, debilidades, fortalezas, expectativas, oportunidades, niveles y grados de relación entre retailer y los clientes.
El boom de la flexibilidad
Después de la pandemia, las empresas apuntalaron sus flujos de venta de forma contundente tras recorrer meses muy espinosos con un tendal de números en rojo y una fastuosa acumulación de inventario, que concluyó por convertirse en un desafío casi quimérico de combatir.
En adelante, las compañías deberán acoplarse a sostener mayores holguras de inventario en función de la inclusión de riesgos por incertidumbre en las estimaciones de venta. A la par de la máxima flexibilidad de las cadenas de aprovisionamiento, para ser capaces de contestar con mayor velocidad a los vertiginosos cambios de entorno.
La estructura organizacional es clave
La velocidad siempre es bien considerada en la industria Retail y más aún lo es en abierta crisis global financiera. Ciertamente, es muy probable que el panorama del sector no emita señales diferenciadoras a las acontecidas, donde mantener agilidad se vuelva un factor esencial permanente para los retailers.
Una estructura rígida y mecánica no se puede amoldar y falla cuando se originan los desafíos; una organización flexible responde a los cambios al crecer y utilizar esta experiencia para maximizar su competitividad.
El diagnóstico analizado en una encuesta de The Economist, demuestra que la agilidad organizacional posee un enorme valor para el incremento digital a largo plazo. El 90% de los ejecutivos interpelados mencionaron que el Retail es un sector decisivo para el éxito de las entidades con sustento en las conductas de la agilidad organizacional.
Según Workday, existen 5 conductas elementales para la agilidad organizacional, número que se obtuvo de los testimonios aportados por grupos de directivos empresariales que ponderan la agilidad para obtener un incremento online favorable. Estas son:
- Continua planificación: En un mercado versátil donde a diario se verifican movimientos, queda de manifiesto que una empresa no puede darse el lujo de esperar meses para averiguar si un bien o servicio, tiene éxito. A esos fines, la agilidad organizacional supone una planificación permanente y en tiempo real en cabeza de los ejecutivos. Solo así comprobarán mayor instantaneidad y dinamismos necesarios para cautivar favorablemente.
- Estructuras veloces: La consecución de una respuesta fugaz dependerá que la empresa disponga de maquinaria eficiente, veloz y maleable que permita una buena organización -a nivel de recursos y capital humano-, ajustable a las necesidades imperantes.
- Capacitación: El desarrollo tecnológico ha causado que varios de los activos de las compañías provengan de sectores que, hace tiempo atrás, no existían. La capacitación para obtener mayor provecho posible de estos activos, se ha convertido en un diferencial competitivo.
- Empoderamiento para tomar decisiones adecuadas: Según el estudio de Workday, el 80% de los líderes más proactivos en la agilidad organizacional, tiene ingreso a los datos trascendentales frente al 20% de los directivos más atrasados en esta prerrogativa. El liderazgo en el foco dinámico de los acontecimientos, requiere empoderar a los trabajadores y democratizar la toma de decisiones, ya que son éstos los que llevan a cabo la ejecución de los planes diseñados por las cúpulas.
- Control: Para que la agilidad organizacional sea un sistema completo, no puede faltar el control y la evaluación. Sin mediciones permanentes, exactas y concretas, la empresa demora mucho en comprender la colisión de cualquier medida. En un escenario tan cambiante, cualquier mínima distorsión inadvertida, tiene efectos cuantiosos como así también fatales para la compañía.
Todos estos elementos correctamente analizados y desplegados en la práctica, pueden aproximarnos hacia un cuadro completo y una solución potente para advertir la demanda de los usuarios y consumidores, y ayudarnos a evolucionar en muchos aspectos clave.